El día de ayer 8 de agosto se llevó a cabo una marcha de organizaciones campesinas en la Ciudad de México. Llegó gente de diferentes estados del país como Guanajuato, Estado de México, Puebla, Veracruz, Chiapas, Oaxaca, Michoacán, entre otros.

Los contingentes de campesinos cerca de las 10am se comenzaron a organizar sobre Paseo de la Reforma entorno al Ángel de la Independencia. Ese día amaneció soleado en la capital del país y el calor a esa hora se empezaba a sentir fuerte entre los ahí presentes.

Ante la afluencia de estos grupos los pocos turistas que se acercaban al Ángel para la foto simplemente la tomaban de “lejitos”. Los vendedores ambulantes se hicieron presentes tratando de vender todo lo posible a los manifestantes, siendo agua y comida lo más socorrido de quienes no traían “lonche”.

Todos los manifestantes llegaron ese mismo día, unas horas antes, a la capital respondiendo al llamado de manifestarse precisamente en la conmemoración del natalicio de Emiliano Zapata, el caudillo del sur e imagen de la lucha por los derechos de los campesinos.

Cuando finalmente los contingentes se lograron organizar inició la marcha en dirección a la glorieta del “Caballito” para después entrar a la plaza del monumento a la revolución, donde un templete esperaba a los “líderes”.

De los diversos grupos que se estaban manifestando hubo algo en común que me llamó la atención. Si bien en términos generales pedían que el Gobierno Federal cumpliera con lo ofrecido en tiempos de campaña y que hasta este momento el presidente Obrador no había cumplido, una buena cantidad de las mantas portadas solicitaban algo más que eso.

En muchos de los casos era un llamado de auxilio ante la violencia en sus territorios, ya sea por cuestiones de narcotráfico, grupos paramilitares o el acoso y represión de grande empresas que en todos los casos resultaba en violencia y miedo para hacerlos dejar sus tierras.

En diversos grupos portaban mantas con retratos y nombres de líderes, familiares y amigos que habían sido desaparecidos o asesinados para los cuales clamaban justicia. También pedían la ayuda para poder regresar a sus lugares de origen, ya que algunos de los grupos desplazados fueron forzados a salir hace más de 6 años.

La marcha continuó sin complicaciones, los grupos uno a uno fueron llegando al monumento de la revolución, los oradores comenzaron a hacer lo suyo, todos los presentes buscábamos como cubrirnos del sol que ya para las 2pm golpeaba como plomo, algunos utilizan las banderas o pancartas para cubrirse, los que llegaron primero alcanzaron la sombra de los escasos árboles del área.

El caos del tráfico era inminente en Av. Insurgentes y en las calles del centro, algunos capitalinos preguntaban de qué era la marcha, otros enojados de que esa gente de fuera llegara a complicarles el días.