Mario Alberto Chávez Cárdenas

Blog personal de fotografía y desarrollo de software

fotografía

2016 en fotos, de Julio a Diciembre (parte 2)

Hace algunas semanas realicé un post titulado 2016 en fotos, de Enero a Junio. La intención del post fue buscar dentro de mi bilbioteca de imágenes fotos que tomé en los meses indicados para seleccionar una de cada evento donde tomé fotos, siendo un evento, una salida a tomar fotos, un viaje, etc.

Para el primer semestre publiqué un total de 16 fotos, afortunadamente — para mí — las fotos de ese periodo ya habían sido revisadas y procesadas, entonces tenía una idea clara de cuales fotos elegir en cada evento.

Para la segunda mitad del 2016, y que es el tema de este post, no fue así. Salvo un par de eventos la mayoría de las fotos no las había revisado aún, así que me metí en la biblioteca y procedí a seleccionar una foto para procesarla y finalmente postearla aquí.

Si llegaste a este post y aún no has visto el anterior el link está aquí. Si estás listo para ver las fotos de mi último semestre sigue adelante.


Recuerdo que ese día me levanté temprano y salí rumbo a Boca de Pascuales en Tecomán, unos 40 mins de distancia de la ciudad de Colima. Aún no se asomaba el sol cuando llegué a la playa. Estaba vacía, no había nadie. Lo primero que pensé fue que a la mejor esa época del año no era atractiva para los surfistas, pero de aún así decidí esperar un poco.

Alrededor de las 8am empezaron a salir poco y lanzarse al mar, el mar estaba agitado pero las olas no se veian muy grandes. Casi a media mañana ya tenía alrededor de 40 surfistas tratando de “agarrar olas” en los diferentes lugares de la playa.

Comala, el pueblo mágico famoso por la novela “Pedro Páramo” de Juan Rulfo. Con sus fachadas blancas y calles empedradas, es la entrada hacia la ruta del volcán de Colima, hacía la ruta del cafe y las zarzamoras.

Me gusta ir a tomarme un café en los portales y ver el jardín principal, mientras la gente corre porque ya sonó la última campanada de la llamada a misa en la iglesia.

Siempre he había ido a Manzanillo, iba a algo particular, creo que más allá del pendiente que me llevaba al puerto nunca lo recorría. Pero está ocasión mi visita era diferente.

Quería ir y entrar a lugares de los que había escuchado pero nunca había ido. Entre y recorrí lugares que desconocía, estacionaba el auto donde podía y luego regresaba caminando a tomar fotos.

Creo que ya es de todos conocido lo complicado que es volar en la Ciudad de México, ya sea de salida o llegada, siempre hay retrasos por el congestionamiento de tráfico aereo.

Esa tarde estaba esperando partir hacia La Habana, ya tenía quizás unos 20 minutos en el avión parado en algún punto de la pista esperando turno para salir, tenía la cámara en la mano y simplemente me dediqué a tomar algunas fotos de los aviones que llegaban en ese anaranjado atardecer.

Durante mi visita a Cuba, en particular a La Habana, visité la playa de Santa María del Mar al este de la ciudad. Me decían “No vayas en fin de semana, los cubanos somos muy sucios y dejamos basura” de alguna forma pude cambiar “cubanos” por “mexicanos” y la sentencia aún tenia sentido.

Hice caso a las recomendaciones y fui un lunes. La playa increíble, parecía una piscina, clara transparente, no había mucha gente. Una tormenta eléctrica muy activa se veía a lo lejos. Ya a punto de irme, una torrencial tormenta se dejo caer, con una fuerza increíble y sin ningún lugar donde tomar cobijo. El saldo, una cámara DSLR muerta, se ahogó.

Mi regreso a México de La Habana fue por Cancún. Al despegar hacia Guadalajara dimos una vuelta sobre este increíble paisaje, la hora dorada estaba comenzando y el sol brillaba sobre las edificaciones.

En las tradiciones prehispánicas de origen nahuatl en el occidente de México, se tallan máscaras en madera de Tzompantle y se pintan muy coloridas. Las máscaras tienen forma de animales o personajes importantes de la zona y las portan los danzantes en las festividades, el día de hoy ya mezcladas con la religión cristiana.

Suchitlán, la tierra de las flores, es uno de esos lugares donde se mantiene viva la tradición del tallado de máscaras.

El tortugario de Cuyutlán en Colima, se encarga de proteger a la tortuga negra, desde el momento en que los huevos son depositados en la arena, hasta el momento en que las pequeñas tortugas sales y están listas para sortear el mar del pacífico.

La protección que ofrece el personal del tortugario no es sólo de los depredadores naturales como los zorrillos, perros, cangrejos, etc., también la protege del hombre.

Teotihuacán, “El lugar de los dioses”, es el nombre nauhtl que los Aztecas dieron a este lugar, el nombre que la cultura que fundó la ciudad le dio aún se desconoce.

En su era dorada se dice que fue una ciudad que controló grandes extensiones en Mesoamérica. Su influencia en el comercio, la orfebrería, las artesanías, la religión. Aún después de que desaparecer la cultura Teotihuacana tuvo gran influencia sobre las nuevas culturas que florecieron posteriormente.

Amanecer en Nueva York desde el puente Brooklyn. Durante el evento de PhotoVille se llevó a cabo un “Photowalk” a las 6am para alcanzar la salida del sol. La mañana era fresca, muy fresca, olvidé mi chamarra, llegué sólo en camiseta, no importaba mucho, había caminado alrededor de 15 cuadras para llegar ahí, así que llegué con el calor del ejercicio.

Al llegar había alrededor de 30 personas más, todas listas para captar los primeros rayos de sol, ya sea de manera directa o reflejado sobre los edificios de Manhattan.

La hacienda de Nogueras es un lugar “pintoresco” para visitar cuando se está en Colima, está a sólo unos 10 minutos en auto de la ciudad. Hay varios lugares de comida casera donde llegar a desayunar, está el museo de Alejandro Rangel Hidalgo, diseñador y arquitecto famoso por sus pinturas, muebles y herrería.

Además está el Ecoparque, una reserva biológica para visitar y caminar.

Vista de la Ciudad de México desde el piso 22 del hotel Fiesta Americana en Reforma. Después de llegar de una cena, casi a la 1am, tomé el tripie y la cámara y los puse frente a la ventana. La toma es en dirección a La Alameda Central, se alcanza a ver la antena de la torre Latinoamericana.

En la última película de James Bond, Spectre, el inicio es en la Ciudad de México, en medio de un desfile del Día de Muertos, un desfile inexistente creado exclusivamente para la película.

A alguien a el gobierno de la Ciudad de México se le ocurrió que sería buena idea hacer realidad el desfile y por primera vez se llevó a cabo en el ciudad en el 2016.

Exposición fotográfica a la entrada al Templo Mayor en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

El señor está muy pensativo bajo la sobra del “Hombre Lobo”.

Las ruinas del Templo Mayor son una prueba fiel del grandioso pasado de México, antes de la llegada de los Españoles, quienes trataron de enterrar ese pasado tomando la piedra de la gran ciudad y construyendo nuevos edificios encima.

La foto es desde uno de los patios del Templo Mayor, se ve a los visitante apreciando las ruinas Aztecas, al fondo la catedral de México.

Mujeres, hombres y niños ataviados de “Guadalupanos”, tratando de entrar el 12 de Diciembre a la Catedral Menor de la Ciudad e Colima a presentar sus respetos a la Virgen de Guadalupe.

Es la época del año en que los atardeceres se pintan de colores rojos, naranjas y morados saturados, pareciese que el cielo se está incendiando.

El nuevo periférico cruza a trávez de pequeñas rancherias y campos de siembra en la zona de Nogueras, Colama.

El Salto en Minatitlán es un área recreativa sobre la sierra alta de Colima, como mayor atracción tiene una doble cascada con abundante agua en esta época del año.

El llegar temprano en la mañana permite bajar hasta las cascadas sin que haya gente alrededor.

Manzanillo siempre me ha parecido muy atractivo para tomar fotos de noche, aunque la contaminación lumínica es muy grande, es especial cerca del puerto de carga.

La fotografía fue tomada desde la marina del hotel Las Hadas, hacia la zona hotelera de la ciudad.

Existe un punto en la carretera Manzanillo-Colima en donde siempre me gusta detenerme a tomar fotos al atardecer, este lugar es sobre el puente del río Amería.

Había pasado en múltiples ocasiones cerca de este lugar, pero nunca había llegado a la playa. Es una playa muy bonita, pero muy saturada. Durante el día presenta una increíble vista desde la parte alta y por las tardes, los atardeceres son increíbles desde este lugar.


Así cierro el 2016, con 21 fotografías de mi librería que corresponde la segunda mitad del año.

Ya para el día de hoy inicié con mi travesía fotográfica para el 2017, espero poder visitar más lugares de México para darme el gusto de tomar fotos.